que salga el sol, sin miedo

23 de octubre de 2014

Gracias por todo, compañero Juan


La temprana jubilación política de Juan Del Granado después de la derrota electoral y virtual desaparición del Movimiento Sin Miedo ha consternado a la heterogénea izquierda boliviana. Desde los más radicales hasta los moderados de “centro” sienten que la política ha perdido a uno de sus mejores cuadros y tal vez a uno de los últimos políticos fieles a sus ideales, una rara especie en peligro de extinción.

Juan ha sido ejemplo de vida, consecuencia y honestidad, sobre todo en esta época en la que la política es un “oficio” y no un “servicio” y en la que los líderes partidarios actúan como “gerentes” ultra pragmáticos, no en función a un programa o ideales sino pensando siempre en acumular poder.

Juan nunca le ha robado un solo peso al país, ha sido leal a sus principios y desde La Paz ha demostrado que se puede gobernar con eficiencia, sin mentir y velando por el bien común.

Juan ha gastado su vida defendiendo a la democracia boliviana, reconstruyendo la ciudad de La Paz, defendiendo los derechos humanos y construyendo una alternativa política distinta. Pero, por lo visto, nada de eso importó.

En respuesta a la apatía e indolencia del elector, y frente al desconsuelo generalizado, comienzan a circular en los medios de información y en las redes sociales manifiestos, reflexiones y artículos en homenaje a Juan Sin Miedo, “uno de los únicos y últimos personajes de carne y hueso que supo forjar administración de justicia, gestión parlamentaria y administración pública de primera categoría”, según la periodista cruceña Gabriela Ichazo.

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La pérdida de sigla del MSM

Editorial del diario Página Siete, 21 de octubre

Es pertinente lamentar la ausencia futura del Movimiento Sin Miedo y de su principal líder hasta la fecha, Juan Del Granado, en el escenario político nacional. Y es así (aunque el propio Juan Del Granado se ha encargado de aclarar que se “jubila” de las candidaturas pero no de la actividad política), porque se pierde un valioso protagonista de la escena pública nacional.

La ciudad de La Paz ha recogido los frutos del buen trabajo realizado del que fuera alcalde Juan Del Granado, que se encargó de recuperar la institucionalidad de una alcaldía en bancarrota como la de La Paz, y fue uno de los primeros que realizó gestión efectiva desde lo local con resultados que todos apreciamos -y que tienen hoy continuidad con el actual munícipe Luis Revilla y el equipo técnico y político que lo acompaña-.

Más allá de cualquier apreciación puntual, la Alcaldía de La Paz y su estabilidad es un patrimonio del que muchos ciudadanos están orgullosos. Pero, la presencia y trayectoria de Juan Del Granado es reconocida más allá de la gestión municipal paceña. El abogado Juan Del Granado fue protagonista del enjuiciamiento y condena del exdictador Luis García Meza en 1993, el único en América Latina hasta este momento. Lo propio puede decirse del compromiso mostrado con los derechos humanos y la defensa de los ideales democráticos.

Ha sido -y el excandidato del MSM lo mencionó en más de una ocasión- una vida entregada a la lucha y el ejercicio de la política y a la defensa de la democracia y, aunque en estos momentos eso sea discutido y poco valorado, es justo mencionarlo. Más allá de los errores políticos, que se pagan en las elecciones, la democracia y la política bolivianas debieran reconocer en Del Granado a uno de los políticos que supo forjar administración de justicia, gestión parlamentaria y administración pública de forma permanente y perseverante.

La debacle de los resultados en las elecciones recientes tendrá su impacto en este partido político y, especialmente, afectará la candidatura inmediata de Luis Revilla a la reelección en la Alcaldía de La Paz. Seguramente serán tiempos de reflexión y replanteo si se produce la desaparición de este movimiento. Sin embargo, es importante reconocer que la presencia de estos proyectos políticos enriquecen el debate que debe darse al interior de las sociedades democráticas y que, más allá de las tendencias, se alimentan de estos compromisos y personalidades.

La política es ingrata, pero la opinión pública no debería serlo y reconocer los aportes de quienes han dedicado su vida con pasión y honestidad al servicio público.

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Una mala noticia para la democracia boliviana

Fernando Mayorga, sociólogo, La Razón 19 de octubre

La derrota electoral del MSM es una mala noticia para la democracia boliviana porque –y este hecho debe llamar la atención– el MSM es la única organización política que, en los últimos cuatro años, desplego acciones evidentes de institucionalización y adecuación a lo que dispondrá la futura Ley de Organizaciones Políticas, es decir, realización de elecciones internas, formación de cuadros, adecuación de su estructura organizativa a diversa escala y renovación dirigencial.

Por otra parte, el MSM se encuadra en lo que se denominan partido programático porque el elemento cohesionador es un incentivo colectivo, es decir una ideología elaborada en congresos y traducida en tesis políticas. Por lo visto, la dinámica interna no tiene nada que ver con la expectativas sociales o las demandas ciudadanas que responden a otras razones y motivos.

Con todo, no es irrelevante que la unidad integrante del precario sistema de partidos que hizo mayores esfuerzos para adecuarse a los preceptos de la democracia interna corra el riesgo de perder su habilitación jurídica como organización política.

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El MSM y la ciudad de La Paz

Fernanda Wanderley, socióloga, Página Siete 23 de octubre

Era una vez una ciudad que vivía en la oscuridad, avergonzada de sus gobernantes. Día tras día los periódicos sólo traían malas noticias: sospechas de malversación de fondos, actos de corrupción y enriquecimiento ilícito.

La sede de la Alcaldía de la ciudad tampoco era fuente de orgullo para sus ciudadanos, éstos se encontraban con un tugurio burocrático, formado por miles de cubículos separados por mamparas de madera, que a la sola vista, inspiraban ineficiencia, pesadez y hostilidad.

Un malestar general circulaba en la ciudad. No era sólo la desconfianza en sus representantes, también el descuido de sus calles, parques y espacios públicos. Esta situación parecía sin solución porque gobierno tras gobierno municipal se repetía una monotonía exasperante. Cuando la esperanza parecía haber abandonado esta ciudad, todo empezó a cambiar. Las malas noticias fueron sustituidas por las buenas en los periódicos locales.

Desaparecieron los cubículos en la sede de la Alcaldía y poco a poco los nuevos representantes mostraron que estaban ahí para servir a la población. La confianza fue ganando terreno en medio de una ciudadanía traumada por tantos años de pésima gestión local.

La ciudad se fue poniendo más bonita, los espacios públicos se fueron ampliando y con ellos el orgullo de la ciudadanía con su gobierno municipal. Nuevos valores se fueron imponiendo: idoneidad, responsabilidad y compromiso con el bien público. La ciudad había recuperado su dignidad y una buena gestión.

Esta es la historia reciente de la ciudad de La Paz y de la revolución promovida por el partido Movimiento Sin Miedo (MSM) y su principal líder político Juan Del Granado. La ciudadanía paceña reconoció el buen trabajo realizado y así tenemos más de una década y media de continuidad de la gestión local en manos del MSM.

Por todo esto es una verdadera sorpresa la pérdida de la personería jurídica de esta agrupación política y la salida de Juan Del Granado como posible candidato futuro en el escenario político. La mayoría de la ciudadanía paceña no esperaba la pérdida de la personería jurídica del MSM en estas elecciones y, por esto, debe estar perpleja con este resultado.

Al final debemos al MSM y a Juan Del Granado la construcción de una institucionalidad estable e idónea en la gestión local. Un patrimonio que es de todos y todas las paceñas. Pero no nos engañemos. Este patrimonio no está garantizado y podemos perderlo si no lo defendemos continuamente. Parece que nos hemos acostumbrado a vivir en una ciudad con un excepcional gobierno y no nos percatamos que esto es fruto del trabajo continuo de una agrupación política.

Valores fundamentales de la democracia fueron impulsados por el MSM y Juan Del Granado: compromiso con los derechos humanos, la defensa de la equidad de género, la construcción de la justicia y de los valores democráticos, la integridad en el ejercicio parlamentario, la idoneidad en la administración pública y la construcción de nuevos liderazgos al interior de los partidos políticos. Luis Revilla y el equipo técnico de la Alcaldía Municipal de La Paz son la prueba de ello.

Los análisis políticos sobre este fracaso apuntan, por un lado, a los errores políticos cometidos por esta agrupación y, por otro, a una sobredosis de ataques y de uso abusivo de los recursos públicos para borrar del mapa a las organizaciones de izquierda democrática. Sin embargo es importante preguntarse sobre nuestra cultura política y los criterios que primaron en la votación en estas elecciones.

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Agradecimiento histórico a un hombre culto, perseverante, leal y de línea

Gabriela Ichaso Elcuaz, periodista

Antes que termine el día, comparto que estas elecciones han traído una sola gran desagradable sorpresa y es la pérdida de sigla del Movimiento Sin Miedo. Lo siento mucho por la ciudad de La Paz y el conjunto de paceños y paceñas que gracias al trabajo denodado y permanente del antes Alcalde Juan del Granado tienen hoy una figura política y servidor público del nivel de Luis Revilla y el enorme equipo técnico y político que lo acompaña.

Gracias a Juan Sin Miedo, la circunscripción uninominal 10 de la sede de Gobierno, tuvo un diputado de ley que puso en relevancia la participación vecinal y la representación parlamentaria a favor de sus electores y del Congreso de Bolivia. Gracias al abogado Juan del Granado, Bolivia fue protagonista del enjuiciamiento y condena del dictador Luis García Mesa.

Más allá de los errores políticos, que se pagan en las elecciones, la democracia y la política bolivianas deben el agradecimiento histórico a este hombre culto, perseverante, leal y de línea, uno de los únicos y últimos personajes de carne y hueso que supo forjar administración de justicia, gestión parlamentaria y administración pública de primera categoría. En tiempos que poco se hace reconocimiento a los valores ciudadanos en vida, menos aún en política, ojalá de la hecatombe resurja la posibilidad de que su voluntad de seguir aportando a la sociedad, sea pronto realidad formal y continúe formando nuevos liderazgos como lo hizo siempre. ¿Sería mucho pedir que cunda el ejemplo en todas partes?

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