que salga el sol, sin miedo

14 de octubre de 2014

Movimiento Sin Miedo por Justicia y Dignidad

El Movimiento Sin Miedo nace con el objetivo de recuperar la democracia de manos de la casta política tradicional, para ponerla al servicio de todos los ciudadanos bolivianos. Este movimiento que apenas comienza es de bronca sin rencor, de inconformidad sin autoritarismo, de solidaridad sin discriminación y de justicia sin olvido.
Juan Del Granado, acto de fundación del MSM en el Salón Franz Tamayo 
de la Cámara de Diputados, 1 de marzo de 1999.





El 28 de diciembre de 1997, cuando Juan Del Granado se desempeñaba como Diputado Uninominal por la Circunscripción N. 10 de La Paz, ciudadanos y ciudadanas cabreados y cabreadas con la partidocracia, la corrupción generalizada y el neoliberalismo fundaron un grupo de pensamiento político denominado “Amig@s de Juan”. A partir de esa fecha se produjo un distanciamiento con la cúpula del MBL que culminó con el alejamiento definitivo de Juan y con la posterior fundación del Movimiento Sin Miedo por Justicia y Dignidad (MSM).

Del Granado y connotados dirigentes vecinales de la Circunscripción 10 alentaron la creación del nuevo instrumento político desde la izquierda, y coincidieron en que Juan debía liderar la lucha contra los partidos políticos tradicionales (MNR, MIR, ADN, UCS, NFR, etc.) que se habían adueñado del sistema político luego del fracaso de la gestión gubernamental de la UDP en 1984.

Fundado el 1 de marzo de 1999, el MSM nació en un contexto político caracterizado por la crisis del sistema político partidario y de la “democracia pactada”, y la quiebra del sistema económico con el modelo neoliberal implantados desde 1985, que tuvo su desenlace en las movilizaciones de la Guerra del Agua (2000), Febrero Negro y la Guerra del Gas (2003).

Luego de la Guerra del Gas, en noviembre de 2003, Juan Del Granado explicó que Bolivia enfrentaba una crisis no sólo del modelo de Estado partidocrático y neoliberal de los últimos 20 años, sino también una crisis geológica estructural del Estado Republicano fundado en 1825.

Desde 1825 hasta nuestros días, en la historia de Bolivia se habían configurado de manera heterogénea al menos cuatro formas estatales: el Estado oligárquico, el Estado surgido luego de la Revolución de 1952, el Estado neoliberal y el Estado plurinacional. En todas ellas se habían mantenido relaciones sociales y antagonismos que dieron lugar a dos grandes exclusiones: la exclusión social poblacional y la exclusión geográfica territorial.

La exclusión social poblacional se origina en el racismo, prejuicio colonial de la inferioridad y sometimiento de los indígenas y mestizos con predominancia indígena, que conlleva la explotación económica y la dominación cultural. La exclusión geográfica territorial surge del centralismo y de la visión de explotación y saqueo de los recursos naturales, especialmente minerales, para lo que se estructuró la administración colonial en un eje de producción, transporte y comercialización que configuró el centralismo administrativo, urbano y territorial, con el consiguiente abandono del territorio nacional y el ningún interés de integración, vertebración y redistribución espacial geopolítica, propia de cualquier Estado.

En base a estas dos grandes exclusiones se articularon en el país los mecanismos de la dominación estructural, tanto en sus componentes sociales clasistas y económicos, como en sus profundas connotaciones étnico-culturales y de género.

“No estamos solo frente al agotamiento de una forma de gobierno que es la democracia representativa, frente al modelo neoliberal que inició una era de despojo nacional, sino que estamos frente a 180 años de vida republicana que no nos ha permitido resolver los problemas básicos de la comunidad”, argumentó el líder del MSM y en noviembre de 2003 propuso convocar a una Asamblea Constituyente para refundar el país y constituir un nuevo sistema económico político.

El MSM asumió un papel protagónico al iniciarse el denominado proceso de cambio en enero de 2006, y contribuyó al restablecimiento del rol conductor del Estado, la recuperación de los recursos naturales y de las empresas públicas y la redacción de una nueva Constitución Política en la Asamblea Constituyente.

El MSM participó activamente en la Constituyente y se constituyó en un sostén político importante para el avance del proceso y para la incorporación de las autonomías como un principio esencial del nuevo Estado. “Yo soy un firme candidato de las autonomías, de una Bolivia Federativa de municipios autónomos y de autonomías regionales a fin de desmontar el modelo neoliberal. El planteamiento implica la autodeterminación ciudadana y la autogestión productiva como los grandes ejes del poder local”, argumentó Del Granado en esa oportunidad. 
El MSM fue el gran impulsor del Cabildo de los 2 millones en La Paz, que marcó la victoria del proceso constituyente y la consolidación del proceso cambio frente a la derecha conservadora.

Años después, el MSM se propuso superar el populismo prebendal, burocrático, autoritario, corrupto e ineficiente que se había adueñado del poder. El plan político-electoral estratégico aprobado en el Primer Congreso Ordinario del MSM tuvo como principal propósito recuperar la esperanza y retomar las tareas medulares que habían soslayadas por el gobierno del MAS, como ser la construcción autonómica, la construcción plurinacional e intercultural, la construcción institucional, la construcción de vida digna y la construcción económica-productiva.

Declaración de principios del MSM


El MSM es una nueva corriente ciudadana de pensamiento y acción política; un lugar natural de encuentro, comunicación, interacción, aprendizaje mutuo, y también un espacio para la rebeldía, la creatividad y la acción transformadora que permita renovar y vigorizar la relación entre la sociedad y el Estado, y desplegar las potencialidades de autodeterminación y autogestión de la comunidad.

El MSM enarbola y declara como suyos los siguientes principios fundamentales:

1. El MSM se identifica con la DEMOCRACIA como forma colectiva de vida y de gobierno, y por la causa universal de los Derechos Humanos en todas sus expresiones, reafirmando la relación inescindible entre Democracia, Desarrollo y Derechos Humanos. El MSM actuará como fuerza política pública para ampliar los derechos civiles, políticos, sociales y culturales conquistados por las luchas democráticas del pueblo.

2. El MSM reconoce en la comunidad de hombres y mujeres libres e iguales el factor esencial para el despliegue exitoso y pleno de las capacidades políticas, culturales, económicas y sociales del país. Postulamos un proceso profundo de revalorización de la participación ciudadana en las decisiones públicas, como factor esencial del desarrollo y la justicia social. Ese proceso debe caracterizarse por una combinación armoniosa entre la construcción de espacios públicos en el seno de la comunidad, y la presencia plena de la sociedad y de sus miembros en la estructura del Estado.

3. La fuerza esencial de la democracia es la participación de la colectividad en las decisiones estatales y esa participación requiere de instrumentos constitucionales y legales que le devuelvan al ciudadano y a la sociedad el protagonismo de la vida pública. Para ello, planteamos la necesidad de impulsar desde la estructura del Estado y desde el tejido de la sociedad un proceso de Reforma Constitucional que, recogiendo y mejorando los mecanismos de representación delegada, incorpore instrumentos e instituciones de democracia directa, para el ejercicio de la soberanía popular.

4. El MSM considera esencial para el cambio de la vida pública y privada la eliminación de todas las formas de violencia y discriminación de las mujeres; valoramos la fuerza de la juventud como portadora principal de la construcción de una sociedad de hombres y mujeres dignos(as) y libres.

5. Reafirmamos nuestra pertenencia a un país y a una sociedad multiétnica y pluricultural que tiene en su diversidad de pueblos, culturas, etnias, nacionalidades y regiones el sentido histórico de su construcción nacional alternativa. Proclamamos por lo mismo nuestro respeto a las identidades diversas de aymaras, quechuas, guaraníes, mestizos, blancos, collas, cambas, chapacos y chaqueños que forman parte de un país unido en la diversidad y contrario a toda forma de homogenización, de racismo, discriminación y a culturización.

6. Declaramos que la ética debe presidir las actividades políticas y que el servicio a la comunidad debe ser la esencia de la función pública. El Estado, los gobiernos y sus funcionarios deben estar subordinados a las necesidades y expectativas colectivas. Propugnamos que la corrupción y la impunidad en los niveles jerárquicos del Estado y de la administración pública, deben ser eliminadas, como condición básica para aproximar y restablecer niveles de confianza entre gobernantes y ciudadanos (as).

7. Declaramos nuestra vocación y decisión de defensa y preservación del medio ambiente, de nuestro hábitat natural, de la naturaleza, y de nuestros recursos naturales renovables y no renovables, como compromiso de vida con los bolivianos y bolivianas que vendrán después de nosotros. Proclamamos por ello que el desarrollo y la producción de bienes y servicios tiene que estar en estricta armonía con la sustentabilidad de los ecosistemas y la capacidad sostenible de la tierra y de los recursos medio ambientales.

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