(Félix Patzi Paco).- En Bolivia, desde el momento en que se discutió la nueva repostulación de Evo Morales a la Presidencia se desató una polémica entre aquellos que ven esa intención como una necesidad histórica e imprescindible y otros que, al contrario, la ven como la gestación de un poder absolutista.
Sin duda, las dos visiones obedecen a principios ideológicos e intereses también distintos. Sin embargo, la constatación empírica a lo largo de la historia y bajo estas características de gobierno nos hace concluir que toda eternización de una persona en el poder siempre degenera en la tiranía, que es una definición para referirse a una persona que ejerce el poder de acuerdo a su voluntad, un señor absoluto del Estado que generalmente se comporta de manera autoritaria y déspota, un demagogo, un arbitrario que no respeta (o manipula) la visión de poderes, y estas instituciones no pueden ejercer su soberanía libremente.
Es tiranía porque una persona, para mantenerse mayor tiempo en el poder, necesariamente debe: a) anular todo tipo de resistencias, sean individuales o corporativas, ya que cualquier iniciativa autónoma es sospechosa o amenazante, por eso quiere tener el timón en sus manos, la razón de otros le parece una injerencia en sus dominios y en sus prerrogativas; b) eliminar la libertad de pensamiento, de crítica, de asociación y difusión de las ideas; c) perjudicar el surgimiento de nuevos líderes políticos, fundamentalmente de las nuevas generaciones.
Las consecuencias de la tiranía generalmente han sido fatales para la historia de la humanidad, ya que: a) se gesta una aristocracia basada en la familia y/o amigos íntimos, que explota y avasalla al pueblo so pretexto de resguardar el bien común o de salvar al Estado y la patria; b) se deja a los movimientos sociales totalmente doblegados, corrompidos y acondicionados para la mantención de un orden social perverso; c) se tiene medios de comunicación totalmente amordazados; d) se tiene a los intelectuales atemorizados y estigmatizados, generalmente con los imperialismos.
Por lo tanto, la tiranía tiene como resultado final un pueblo totalmente anquilosado y sometido a una "idiotez cultural”, es decir, coartado en su capacidad de razonamiento, de desarrollo de conciencia, de reflexión, de relectura e interpretación propia para tomar sus decisiones de manera soberana. Por ello, en ese tipo de sociedad, basada en la tiranía, ningún modelo económico, político o cultural es sostenible a largo plazo; empieza con una persona y termina con la salida o muerte de la misma.
Por eso, los liberales europeos, observando los resultados de la tiranía y a sabiendas de que las personas por naturaleza son ambiciosas y no están libres de la tentación de quedarse en el poder para siempre, han elaborado una institucionalidad que limita esa ambición y a la que han denominado principio de alternancia, un elemento que obliga a las personas a dejar el poder incluso a pesar de que gocen de una popularidad y legitimidad respaldada por el pueblo.
De la misma manera, las civilizaciones antiguas -hoy denominadas indígenas- han creado su propio control e institucionalidad para que nadie se quede mayor tiempo en el poder, implementando el principio de turno y rotación obligatorios, además de otorgar la decisión o poder a la colectividad a través de las deliberaciones colectivas. De esta manera se garantiza una sociedad sin una élite dominante.
Finalmente, el principio liberal de alternancia y el principio de turno y rotación obligatoria de una decisión directa, sin mediación de partido político de las civilizaciones indígenas, son la antípoda del principio del "socialismo autoritario”, que apareció en el siglo XIX como un modelo político de lo más patológico en la historia de la humanidad y que, aparentemente, fracasó en el siglo XX, pero que hoy se reaviva en países de América Latina con el nombre de "socialismo de siglo XXI”.
Estos debates con seguridad ayudarán al pueblo de Bolivia a decidir, el 21 de febrero de 2016, votar por el No o por el Sí en el referendo de la denominada reforma constitucional.
Félix Patzi Paco es sociólogo. Ph.D en Ciencias del Desarrollo (UMSA-UNAM)
y gobernador de La Paz. Tomado de Página Siete.
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