El gobierno de Juan Del Granado promoverá la integración con absolutamente todos los países y hará incidencia especialmente en los esquemas y acuerdos de integración regional y continental. En el mundo globalizado ya no jugamos un rol como países sino como bloques, y por ello el Movimiento Sin Miedo (MSM) postula la consolidación del bloque continental de las Américas como actor fundamental en el mundo.
En un mundo cada vez más interdependiente y globalizado, en el cual las hegemonías se profundizan y amplían mediante el uso intensivo de los avances tecnológicos y comunicacionales, cuyo control es la clave de la distribución del poder, ningún país puede dejar de tener una visión estratégica y articulada del modo de insertarse en esa realidad, preservando su derecho a la decisión soberana y autónoma, definida en primer lugar en función de los intereses de la comunidad representada por su Estado.
A lo largo de su historia, Bolivia ha carecido de una política exterior consistente, consecuente, sostenible, al margen de las oscilaciones de la política interna o del uso coyuntural y demagógico, de una temática merecedora, por el contrario, del más cuidadoso y serio abordaje posible. Esto último debiera traducirse en el adecuado diseño estratégico de líneas y conceptos maestros que conformen un marco para relacionarse con los países con los cuales tenemos fronteras comunes, con América Latina en general y con el mundo. En cambio la carencia mencionada se tradujo en acciones e iniciativas diplomáticas improvisadas, erráticas, por ello mismo destinadas de antemano a quedar en meros gestos circunstanciales sin consecuencias ni beneficios palpables.
El modo de gestionar nuestra irrenunciable reivindicación marítima, las sucesivas frustraciones acarreadas por los sesgos impresos a nuestra posición en la materia, de acuerdo a decisiones improvisadas de los sucesivos gobiernos, incluido el actual, es el mejor ejemplo, el más doloroso tal vez, de las consecuencias de lo que señalamos.
Trabajaremos denodadamente para construir una política exterior estratégica, soberana, libre de improvisaciones, de amplio consenso con los diversos sectores del país, institucionalizando un Consejo Ciudadano de Política Exterior, conformado por todos los ex cancilleres y por representantes de las principales instituciones y organizaciones nacionales de todas las regiones y sectores de la sociedad. Dicho Consejo contará con una Directiva de especialistas en la materia y con una Asamblea que será un espacio abierto, plural, para el debate de las políticas orientadas a definir nuestro lugar y posición en la región y en el mundo.
Con el solo afán de sumar votos para su reelección inconstitucional, el gobierno del MAS ha establecido acuerdos con los sectores más conservadores del oriente, ratificando de ese modo su ruptura con los intereses de los pueblos originarios y de las comunidades. Tales acuerdos, cuyas facturas comenzarán a pagarse en el mediano y largo plazo, fortalecen a sectores económicos, cuyos intereses se encuentran estrechamente ligados a los del Brasil, país que se proyecta como la gran potencia regional, y una de las mayores del mundo, en los años venideros, situación que, negativamente, puede alimentar políticas y planes de absorción de las áreas fronterizas, contrarios no solo a nuestra soberanía, sino a una visión integral de convertir al oriente y a Santa Cruz en un polo de desarrollo estratégico para nuestro relacionamiento e inserción en el Atlántico.
Por otra parte, queda claro que el occidente del país, el Departamento de La Paz en particular, debe convertirse en el eje de articulación con el sur peruano y el norte chileno para proyectarnos hacia el Pacífico, sentando las bases para una solución definitiva y pacífica al injusto y oneroso enclaustramiento marítimo de Bolivia.
Teniendo en consideración esos elementos, llevaremos adelante una política exterior de cara a nuestros vecinos, mirando tanto hacia el Atlántico como al Pacífico, que conserve los equilibrios necesarios y anteponga los intereses nacionales, a los de cualquier sector cuyos intereses económicos impriman sesgos peligrosos para la potencialidad del País como centro articulador regional.
Nuestras políticas de intercambio económico y comercial con los países vecinos, estarán fundadas en la necesidad de garantizar el justo precio y la adecuada retribución por nuestras exportaciones, buscando en todos los casos los procedimientos necesarios para la incorporación de valor agregado a las mismas.
Dicho equilibrio supone de igual manera una relación cuidadosa y proactiva con la Argentina, país en el cual cerca de 1,5 millones de compatriotas viven y han logrado conformar núcleos comerciales de gran dinámica -el mercado de La Salada en Buenos Aires por ejemplo- que se constituyen en un vigoroso factor de equilibrio e intercambio en nuestra posición regional. Desplegaremos efectivas políticas de contacto con esos compatriotas y ahondaremos nuestras relaciones comerciales con la Argentina, en base a una nueva negociación de los precios de exportación de nuestro gas, incorporando el cálculo de los líquidos que hasta hoy son entregados sin retribución para el País.
Seremos vigorosos actores e impulsores de los mecanismos de integración regional y subregional, bajo el principio del respeto a las capacidades, a las vocaciones, al desarrollo relativo, a la interculturalidad y al derecho a la identidad de cada uno de sus miembros. Para ello seremos animadores activos y permanentes del Mercosur, Unasur, el Consejo Sudamericano de Defensa, el Banco del Sur, la Celac, el Alba, entre otros procesos regionales de integración.
Nuestra presencia protagónica en dichos mecanismos de integración y complementación se basa en el rescate de las ideas y de los postulados de Bolivar, San Martín, Artigas, el Che y todos los líderes latinoamericanos que pelearon por la unidad de la Patria Grande, para enfrentar a las potencias hegemónicas y a los planes de asimilación y de balcanización que nos colocaron, y pretenderán seguirnos colocando, en una situación de extrema vulnerabilidad en el contexto geopolítico mundial.
Asumiremos un liderazgo propio, dejando de lado el seguidismo a otros liderazgos que hoy nos sitúan en el coro de repetidores de consignas de otros países, cuya opinión y puntos de vista respetaremos sin subordinarnos a ellos.
Sin renunciar, bajo ninguna circunstancia, a nuestro derecho a la autodeterminación, evitaremos la vana retórica confrontacional y la beligerancia discursiva que en nada contribuyen a proyectar y afirmar, con la debida seriedad, nuestros intereses soberanos y autodeterminados en ese mundo al cual definimos, como cada vez más interrelacionado e interdependiente.
Mantendremos con todos los países del mundo amplias relaciones diplomáticas de amistad, intercambio cultural y económico, bajo los principios de respeto a la soberanía, a la autodeterminación y a la más estricta observancia de los derechos humanos individuales y colectivos.
Propiciaremos decididamente en el contexto internacional y en nuestra presencia en todos los foros, el respeto a los derechos de tercera generación, oponiéndonos que las tecnologías de la información y la comunicación se conviertan en el modo de colonización de las conciencias y propugnando el derecho de todos los pueblos a tener su voz propia en todos los ámbitos de la creación, la investigación, la ciencia y la tecnología.
Estamos por principio en contra de la guerra como manera de resolver los conflictos entre los pueblos, así como estamos opuestos a cualquier intervención, bloqueo, invasión y chantaje de las potencias hegemónicas en los asuntos internos de los países. Abogamos por el diálogo, la negociación, la concertación y la solución pacífica tanto a los conflictos entre países como en el interior de todos ellos.
Rescatando las enseñanzas y los saberes de nuestros pueblos originarios respecto a la necesidad de mantener una relación respetuosa con la naturaleza, dejaremos atrás los falsos modelos de “progreso” y “desarrollo”, basados en la depredación de los recursos naturales que han puesto al mundo entero en la encrucijada de una catástrofe ambiental de consecuencias incalculables y que pone en riesgo nuestra supervivencia como especie. Para ello aportaremos al mundo una manera distinta de trabajar por el bienestar de las generaciones presentes, cuidando al mismo tiempo de manera celosa el de las generaciones futuras.
Mantendremos con los organismos internacionales de cooperación financiera una relación basada en la innegociable atención a nuestros propios planes e intereses, sin hipotecar nuestros recursos ni nuestra visión de un desarrollo centrado en el ser humano, sujeto y destinatario de todo emprendimiento ejecutado desde la gestión pública.
Desarrollaremos una intensa política, traducida en efectivas acciones bilaterales, para defender y proteger a nuestros compatriotas bolivianos en cualquier parte del mundo, evitando la violación a sus derechos humanos, ya sea mediante su explotación como mano de obra, la imposición de condiciones migratorias que violen tales derechos así como los tratados y los acuerdos internacionales vigentes.
POLÍTICA CONSULAR EN BENEFICIO DE L@S BOLIVIAN@S
La Política Consular boliviana y por lo tanto la institucionalidad del Sistema de Servicio Exterior, a lo largo de la historia nunca ha sido encarada, con la importancia y profesionalismo necesarios. Desgraciadamente todos nuestros gobiernos hasta la fecha, han acudido a nombramientos prebendales en el servicio exterior, como una forma de retribuir apoyos, de acomodar familiares o de compensar cambios políticos internos de sus funcionarios. Con ello, se ha degradado el profesionalismo necesario para cumplir adecuadamente los objetivos de nuestra política exterior y hemos perdido oportunidades de desarrollo político y económico de gran importancia para nuestro País.
Pero aún más grave ha sido el total descuido y abandono al cual han estado y siguen siendo sometidos nuestros compatriotas en el extranjero. No solo porque nuestros consulados han olvidado completamente el rol de proteger y velar por los intereses de la gente que representan, sino también por la total ausencia de representaciones diplomáticas en ciudades y países que cuentan con una importante población de bolivian@s, que no tienen donde recurrir en caso de urgencia personal, familiar, para realizar un simple trámite tan importante como la renovación de pasaporte o registro de nacimiento de un hijo.
Casos graves de abuso y extorsión que sufren nuestros compatriotas en el extranjero, son el plato fuerte de muchos medios de comunicación internacionales. Sin embargo, esto no ha logrado conmover al gobierno actual, y su política de servicio exterior es una copia y reiteración agravada de lo mal hecho por todos los gobiernos anteriores.
Proponemos tres ejes, para transformar el sistema de servicio exterior, en beneficio de nuestros compatriotas:
Primer Eje: Vocación de servicio de nuestras representaciones diplomáticas en favor de Bolivia y para l@s bolivian@s en el exterior. Para esto, todos los cónsules que representan a nuestras comunidades en el extranjero, serán elegidos democráticamente por la misma comunidad de bolivianos que representan, con el objetivo principal de impulsar un programa de protección y apoyo a nuestros compatriotas residentes en el exterior, que recupere y garantice el verdadero rol que tienen los consulados. Mientras se aprueba la ley respectiva y los reglamentos electorales, los nombramientos interinos y transitorios de Cónsules se harán en base a listas, propuestas por las respectivas asociaciones de residentes bolivianos en el exterior.
Segundo Eje: Respeto y fortalecimiento de nuestra imagen en el mundo. “Una Bolivia admirada y respetada”, empieza por el respeto y la dignidad de l@s bolivian@s en el Mundo. Para esto, cinco programas centrales serán desarrollados por nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores.
Programa de apoyo y seguimiento a nuestros deportistas y delegaciones en el exterior.
Programa de fomento y promoción del Turismo y de la Cultura de Bolivia en el exterior.
Programa de desarrollo y fortalecimiento sobre acuerdos académicos y de reconocimiento de títulos y diplomas bolivianos en el extranjero.
Programa de revisión y entendimiento sobre acuerdos internacionales, políticas y derechos migratorios.
Programa de asistencia a l@s bolivian@s en el extranjero, en aspectos relacionados con ahorros, inversiones, adquisición de viviendas y reinserción en el momento en que decidan su retorno al país.
Tercer Eje: Promoción comercial. El tercer eje de nuestro programa es el fortalecimiento y desarrollo de nuestras relaciones comerciales a través de nuestros consulados. Buscará profundizar la apertura comercial con reciprocidad pero con especial énfasis en la promoción de nuestros Sectores No-Tradicionales. Para esto, diseñaremos estrategias de apoyo a la internacionalización de los productos con potencial comercial y se explorará las demandas insatisfechas de productos producibles en el País, fomentando la asociatividad exportadora y favoreciendo la sinergia de las representaciones exteriores de Bolivia con los consejos productivos nacionales. El objetivo será el de abrir mercados internacionales, atrayendo a clientes potenciales para nuestros productores, asociaciones, cooperativas y empresas, al tiempo que promovemos las inversiones en Bolivia, en coordinación con las políticas de nuestra Construcción Económico Productiva.
REPRESENTACIÓN PARLAMENTARIA DE L@S BOLIVIAN@S QUE VIVEN EN EL EXTERIOR
No será suficiente, el cambio estructural de la política consular actual, para mantener y vigorizar los lazos y la pertenencia a Bolivia de nuestros conciudadanos, que se vieron obligados a migrar al extranjero. Planteamos la necesidad de otorgar representación política parlamentaria a nuestros compatriotas en el exterior, de tal manera que además de votar y elegir al Presidente y al Vicepresidente del Estado, lo hagan para elegir a diputados uninominales de circunscripciones electorales en el exterior.
Una reforma constitucional y de la Ley Electoral deberán contemplar todos los componentes referidos a la población y ubicación territorial de los ciudadanos en el exterior, que ameriten su representación parlamentaria en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
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